Liderazgo: ¿Llamas por el nombre a las personas con las que trabajas?

Llamar a las personas por su nombre produce efectos fantásticos en los dirigidos. En la vorágine diaria, simplemente lo olvidamos, pero nunca debiéramos dejarlo de lado. ¿Tú llamas a tus colegas y dirigidos por su nombre? Entonces tal vez debas pulir este aspecto de tu liderazgo

Nuestro nombre cuando se dice bien es un punto para el liderazgo. Sino, es un dolor en nuestros oidos

Hoy en día nos encontramos con múltiples estímulos, cientos de amigos en Facebook, miles de contactos en Linkedin, pero ¿realmente conocemos a estas personas? Haga un ejercicio: trate de recordar el nombre de las últimas 5 personas que conoció. ¿Las recordó a todas? ¿Cómo espera mantener una relación de amistad o laboral con ellas si no fue así?

Cale Carnegie, exitoso empresario y escritor estadounidense sobre liderazgo, hablaba de este concepto tan simple: “recuerde que para toda persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma”. Asimismo, presentaba ejemplos muy interesantes: ¿usted sabía que Theodore Roosevelt recordaba los nombres de cada uno de los empleados de la Casa Blanca, sus vidas, historias, familias y sus dolores personales? No solo eso, también lo hacía con millones de electores, referentes políticos, nacionales e internacionales. Un hombre con liderazgo. Hasta sus sirvientes lo adoraban.

Según un estudio con gran resonancia de la Universidad de Nueva Jersey (EE.UU.), cuando escuchamos nuestro propio nombre, el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro se activa con más esfuerzo que cuando oímos el nombre de otras personas. Concretamente, la actividad es mayor en las neuronas de la corteza frontal media y la corteza temporal. “Estos experimentos demuestran que reconocer que alguien nos nombra, pone en marcha zonas cerebrales específicas que permanecen en silencio el resto del tiempo”, concluían los autores de una nota presentada en la revista Brain Research.

Hoy puedes cambiar tu manera de liderar de una forma muy simple y sencilla. ¡A tenerlo en cuenta! Los beneficios conseguidos son insospechados.

Autor: Federico Henríquez