Alineamiento: ¿Cuál es el propósito de una organización?

Para comprender un propósito, en primer lugar es importante entender que todos los sistemas, en mayor o menor medida están sujetos a cambios. Se expanden y se contraen. En el campo de la actividad económica y de responsabilidad social de una institución cualquiera, el cambio pareciera ser su verdadero propósito. Pero, ¿qué tipo de cambio específicamente buscan las organizaciones? La expansión permanente. Ese es modelo típico en una sociedad industrial.

El desarrollo constante de ideas que impulsan nuevos comportamientos, hábitos y costumbres es prueba de ello. Pero lo que hay que saber, es que no toda expansión es efectiva. Solo alcanzará un grado alto de efectividad, en la medida que sepamos equilibrar el crecimiento y el desarrollo. El crecimiento es fundamentalmente una medida de expansión externa, está en el mercado, mientras que el desarrollo, es de expansión interna, está en las ideas, cooperación y compromiso. Las organizaciones que no comprenden este principio, evolucionan fragmentando el desempeño eficaz, aquel que busca complementar ambas medidas y es esa incongruencia, la que se refleja en falta de productividad. Afectar a uno, sin afectar al otro, determina sin lugar a dudas algo contundente: la carencia de compromiso genuino y una tolerancia cultural que lo soporta todo, hasta el desinterés.

Quebrar ese compromiso perezoso de una tolerancia cultural que lo soporta todo, es la esencia a un propósito pleno de sentido.

¿Qué resultados queremos alcanzar?, ¿Qué acciones debemos realizar? ¿Qué aprendizajes debemos integrar?, son tres preguntas que crean y generan un marco integrador de pensamiento, que ayuda a comprender nuestro rol y el aporte que podemos ofrecer dentro de un sistema. Sistema que de alguna manera, debe estar guiado por un propósito, definido y ordenado. Sin él, cualquier punto de referencia sería válido. El propósito es entonces, una definición esencial que guía nuestra conducta dentro de un dilema constante de orden y desorden.

¿De qué hablamos cuando hablamos de estas tres preguntas?; fundamentalmente expresamos relaciones que conjuguen el pensamiento, las acciones y el aprendizaje continuo. Pensamiento que significa cuestionar, acciones que significan respuestas y aprendizaje que significa refutación de nuestros preconceptos y creencias. Estas tres preguntas entonces, nos conducen a un estado de soledad, a una separatividad surgida de la diferencia entre lo que hemos pensado y lo que ocurrió, involucrándonos en un proceso equilibrado de experimentación continua, duda metodológica y ambición de descubrimiento.

Si el alineamiento en estas relaciones es interrumpido, la falta de nuevas formas de pensamiento y la estabilidad en el comportamiento tomarán protagonismo, provocando que la existencia de proyectos carezca de significado y que el compromiso, como endeudamiento ético y responsable, sea el mínimo indispensable.

El alineamiento, en realidad, siempre responde en primer y último lugar al propósito. Las políticas, la cultura, las estrategias y su forma de hacerlas operativas, los procesos, se crean, modifican y eliminan de acuerdo a aquél. Si no fuese de esta manera, trabajaríamos aumentando las ineficiencias en círculos viciosos, sin resultados. Las políticas, procesos y estrategias, deben ser vistas como instrumentos y herramientas abiertas de evaluación y análisis para comprobar su efectividad. Si no existe un proceso de auto-evaluación constante, el sistema crea sus propios mecanismos de resistencia que lo alejan de la realidad y del alcance de los resultados.

Bajo esta perspectiva, el alineamiento no significa básicamente orden, sino foco. Plantea diferencias y tiende a conciliar un equilibrio entre ellas. Es por ello, que un buen criterio de aprovechamiento de estas circunstancias de desorden favorece un alineamiento crítico con el propósito. El alineamiento en este sentido busca “la forma” más adecuada para alcanzar los resultados y plantea un alto nivel de exigencia para responder a las expectativas planteadas.

Acerca del Autor

Autor
Walter Torre

Docente de ADEN Business School

MBA (Adam Smith University of America). Especialista en Gestión de la Calidad. Licenciado en RR.HH. y RR.PP. (U. Morón, Arg). Doctorando en Administración (ESEADE). Creador de la Teoría de la Alineación Sistémica (TAS®).

 

 

 

 

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