Sistemas de información y la relación médico-paciente en la era digital

Lo que hasta hace pocos años parecía ciencia ficción —consultas médicas a distancia, diagnósticos asistidos por inteligencia artificial o el seguimiento remoto de pacientes crónicos— hoy forma parte de una nueva normalidad en expansión. En este contexto, la relación médico-paciente, pilar fundamental del sistema de salud, está siendo profundamente redefinida por el uso de sistemas de información y tecnologías de telesalud emergentes.

A partir de investigaciones recientes y tendencias regionales abordadas por expertos de la escuela de negocios internacionales ADEN, se analizan las oportunidades que surgen para empresas, clínicas, hospitales y startups del sector, así como las herramientas necesarias para navegar la disrupción tecnológica de forma ética, eficaz y sustentable.

¿Qué son los sistemas de información en salud?

Los sistemas de información en salud (SIS) son mucho más que plataformas tecnológicas: constituyen la columna vertebral digital de los ecosistemas sanitarios modernos. Se trata de estructuras organizadas que permiten recopilar, procesar, almacenar, analizar y compartir información clínica y administrativa de manera segura, ágil y útil para la toma de decisiones médicas, operativas y estratégicas.

Estos sistemas incluyen desde historias clínicas electrónicas (HCE) hasta soluciones más complejas como plataformas de telesalud, sistemas de apoyo al diagnóstico, bases de datos de farmacovigilancia, inteligencia artificial aplicada al análisis predictivo y redes de interoperabilidad entre instituciones de salud públicas y privadas.

El Banco Interamericano de Desarrollo destaca que los sistemas digitales no solo modernizan la infraestructura sanitaria, sino que permiten superar barreras estructurales históricas, como la fragmentación de datos, la falta de continuidad en la atención y las desigualdades de acceso.

Para cumplir con su propósito, los SIS deben incorporar ciertas características fundamentales:

Interoperabilidad

Es la capacidad de intercambiar datos clínicos entre diferentes plataformas, instituciones o niveles del sistema de salud. Esta cualidad es vital para garantizar una atención continua y coherente, especialmente en contextos donde el paciente consulta con múltiples profesionales o cambia de proveedor de servicios.

Accesibilidad

Los sistemas modernos deben facilitar el acceso remoto, tanto para profesionales de la salud como para pacientes. Esto permite, por ejemplo, que un médico de familia en una zona rural acceda al historial clínico digital de un paciente atendido en un hospital urbano o que el paciente pueda consultar resultados de laboratorio desde su teléfono móvil.

Seguridad y confidencialidad

Dado que la información de salud es altamente sensible, los SIS deben cumplir con estrictos protocolos de seguridad informática y protección de datos personales, contemplando marcos regulatorios como los que analizan Alegre et al. (2024), quienes subrayan la necesidad de una legislación clara y homogénea en la región para resguardar la privacidad del paciente en entornos digitales.

Escalabilidad

Los sistemas deben poder adaptarse a distintas realidades —desde pequeñas clínicas privadas hasta redes hospitalarias nacionales— sin perder funcionalidad ni comprometer la calidad del servicio. La flexibilidad y adaptabilidad son especialmente relevantes en América Latina, donde la infraestructura tecnológica y los recursos disponibles varían considerablemente entre países y regiones.

El impacto de la tecnología en la relación médico paciente

Durante siglos, la relación entre profesionales de la salud y pacientes se sostuvo casi exclusivamente en el encuentro presencial. Las consultas ocurrían en espacios físicos definidos —consultorios, hospitales, clínicas— y estaban mediadas por papeles, recetas manuscritas y tiempos de espera muchas veces excesivos. Sin embargo, la digitalización del sector salud ha introducido una transformación estructural: ya no se trata solo de “dónde” se da la atención, sino de “cómo” se construye el vínculo entre médico y paciente.

En este nuevo paradigma, los sistemas digitales han ampliado y fortalecido esa relación, permitiendo una comunicación más continua, personalizada y contextualizada. Como señala Giselle Ricur en Tecnologías emergentes y anatomía de la disrupción, estas herramientas permiten expandir lo posible, eliminando las compensaciones clásicas entre calidad, costo y acceso. En otras palabras, ahora es viable brindar una atención más cercana, precisa y humana, sin necesidad de incrementar los recursos físicos ni los tiempos operativos.

Una relación más accesible y eficiente

Los sistemas digitales permiten una comunicación directa entre pacientes y profesionales, incluso cuando ambos se encuentran a cientos de kilómetros de distancia. Un ejemplo concreto es el caso de México, donde instituciones como el IMSS y el ISSSTE han implementado programas activos de telemedicina. Además, hospitales en Ciudad de México han desarrollado teleconsultas especializadas que brindan continuidad a tratamientos sin necesidad de traslados. 

Todo esto es coordinado por el CENETEC-Salud, órgano rector en telemedicina y centro colaborador de la OMS, según detalla Chueke, en su artículo Prevalencia de la telemedicina y la telesalud en los hospitales de América Latina del año 2023, publicado en Telehealth and Medicine Today.

En Brasil, el desarrollo es aún más notable: la Red Universitaria de Telemedicina (RUTE) interconecta hospitales universitarios de todo el país y promueve servicios de teleasistencia, teleeducación y diagnóstico a distancia. El programa nacional Redes de Telesalud Brasil ha logrado optimizar recursos en atención primaria y facilitar el acceso en regiones remotas, beneficiando a millones de usuarios del sistema público de salud (Chueke, 2023).

Desde un enfoque corporativo, una franquicia de medicina laboral en Colombia puede integrar una app de gestión clínica para que sus empleados se conecten directamente con profesionales de salud ocupacional. Esta solución mejora los tiempos de respuesta y permite una trazabilidad de cada caso, lo que repercute positivamente tanto en la salud del colaborador como en la productividad de la organización.

Continuidad, empatía y proactividad

La incorporación de plataformas digitales también favorece una atención más continua. Startups de salud en Brasil, por ejemplo, han desarrollado sistemas de monitoreo remoto para pacientes con enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión. Estas soluciones permiten al equipo médico recibir alertas ante descompensaciones, realizar ajustes de tratamiento a distancia y mantener contacto regular con el paciente, incluso sin agendar nuevas consultas.

Este modelo de atención no solo mejora los indicadores de salud, sino que también fortalece el lazo emocional y la confianza entre el paciente y el sistema sanitario, al ofrecer respuestas ágiles y personalizadas. Además, el acceso del paciente a su información clínica en tiempo real —a través de portales digitales o apps— empodera su rol, alineándose con uno de los ejes centrales del nuevo paradigma descrito por Ricur: la corresponsabilidad en el cuidado de la salud.

Hacia una medicina más humana y basada en datos

Aunque pueda parecer paradójico, la digitalización no deshumaniza la atención médica; por el contrario, bien implementada, la vuelve más humana, al liberar tiempo clínico para el diálogo y al permitir una atención preventiva, anticipatoria y menos reactiva. Como señala el BID Lab (2024), en América Latina los sistemas digitales pueden ser catalizadores de equidad y eficiencia si se los integra estratégicamente en los modelos de atención.

Desde esta perspectiva, los sistemas digitales no reemplazan al profesional de la salud, sino que amplifican su capacidad de cuidado. Y en contextos donde la demanda de servicios crece y los recursos escasean, esta capacidad ampliada resulta vital para garantizar la calidad, sostenibilidad y calidez del vínculo médico-paciente.

Beneficios de la Telesalud que ya se pueden aprovechar

El avance de la telesalud se inscribe dentro del fenómeno de las tecnologías emergentes, que, como advierte Ricur, Faculty Internacional ADEN, poseen la capacidad de alterar el statu quo, expandir lo posible y forzar a los actores institucionales a adaptarse o quedar rezagados. En este contexto, la telesalud representa una respuesta disruptiva a desafíos estructurales de los sistemas de salud, como la falta de equidad territorial, los costos crecientes, y la demanda creciente de atención por enfermedades crónicas y envejecimiento poblacional.

Acceso ampliado y equitativo

Uno de los mayores aportes de la telesalud es su capacidad para llevar atención especializada a poblaciones que históricamente estuvieron excluidas del sistema de salud formal. En zonas rurales o remotas, donde la presencia de profesionales es escasa o inexistente, la posibilidad de acceder a un especialista mediante videoconferencia puede marcar la diferencia entre un diagnóstico oportuno o una complicación evitable.

Ejemplo de ello es el Hospital de Pediatría Garrahan en Argentina, que desde 1997 implementa programas de telemedicina que permiten evitar traslados innecesarios del paciente y su familia, lo cual no solo mejora la calidad de vida sino que también alivia el gasto público y reduce la saturación de los hospitales (Chueke, 2023).

Reducción de costos y mayor eficiencia

Los sistemas de telesalud optimizan los tiempos de atención, reducen listas de espera y evitan exámenes o consultas redundantes. También disminuyen costos indirectos, como traslados, ausentismo laboral o uso innecesario de emergencias. En Brasil, el programa nacional Redes de Telesalud Brasil ha logrado mejorar la atención primaria, aumentar la cobertura en zonas remotas y racionalizar recursos en todo el país, generando impacto a gran escala (Chueke, 2023).

Continuidad de atención y seguimiento proactivo

La telesalud también permite sostener el vínculo entre médico y paciente a lo largo del tiempo, algo fundamental para el manejo de enfermedades crónicas o en pacientes con requerimientos prolongados de monitoreo. Por ejemplo, en México, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) implementó plataformas digitales que brindan continuidad de atención a personas con hipertensión o diabetes, incluso durante las restricciones por la pandemia, demostrando su valor como sistema resiliente frente a crisis sanitarias (Chueke, 2023).

Innovación y nuevos modelos de negocio

Como parte del ecosistema digital, la telesalud ha dado lugar a startups, apps de diagnóstico remoto, plataformas de seguimiento y servicios on-demand. Algunas aseguradoras incluso han comenzado a ofrecer planes 100% virtuales, mientras hospitales tradicionales desarrollan áreas de telerrehabilitación o psiquiatría digital. En palabras de Ricur, se trata de “un cambio de paradigma donde la atención se descentraliza, se digitaliza y se redefine”.

Cómo impactan las tecnologías emergentes en la salud

La inteligencia artificial (IA), el big data, los biosensores, la impresión 3D, la realidad aumentada o el internet de las cosas (IoT) no solo están revolucionando el qué y el cómo de la medicina, sino también el quién y el dónde: pacientes que se convierten en usuarios activos, médicos que toman decisiones asistidas por algoritmos, y diagnósticos que se producen fuera de los hospitales, incluso en tiempo real.

Tal como advierte Giselle Ricur en, muchas de estas soluciones provocan un “tsunami digital” al irrumpir en sistemas lentos de adaptación, forzando una reconfiguración del sector. La autora compara la evolución exponencial de herramientas como el teléfono móvil con la estabilidad casi inmutable de tecnologías como el arco y flecha, para ilustrar el impacto desigual y acelerado que tienen estas innovaciones en distintas industrias. En salud, la curva de adopción puede ser más lenta, pero su efecto es irreversible.

De la investigación al negocio: oportunidades concretas

Este escenario de disrupción no solo plantea desafíos, sino también oportunidades empresariales tangibles. Las organizaciones que logren adaptar su propuesta de valor e incorporar tecnologías emergentes de forma estratégica podrán no solo sobrevivir, sino liderar el cambio. Algunas oportunidades destacadas incluyen:

  • Desarrollo de apps de seguimiento médico: aplicaciones móviles que permiten a pacientes crónicos registrar síntomas, tomar medicación, o compartir métricas biométricas con su equipo médico en tiempo real. Por ejemplo, una startup de salud podría diseñar una app que detecte descompensaciones en pacientes diabéticos mediante sensores de glucosa integrados, anticipándose a internaciones innecesarias.
  • Programas de telerrehabilitación: el uso de sensores de movimiento, cámaras y plataformas interactivas permite a clínicas de fisioterapia o neurorrehabilitación ofrecer sesiones remotas sin perder control de calidad. Esto no solo mejora la accesibilidad del servicio, sino que reduce costos logísticos y expande el alcance del negocio.
  • Monitoreo remoto en medicina laboral: empresas con operaciones en múltiples provincias pueden integrar wearables o biosensores en sus programas de salud ocupacional para monitorear variables como presión arterial, ritmo cardíaco o temperatura, en tiempo real. Esto permite detectar riesgos antes de que escalen, reducir el ausentismo y optimizar intervenciones.

Estas iniciativas se alinean con lo que Ricur denomina “innovaciones catalíticas”, aquellas que no solo optimizan procesos existentes, sino que expanden las fronteras de lo posible: mejores resultados, mayor acceso y menores costos, todo al mismo tiempo.

Integrar tecnologías emergentes no significa digitalizar por digitalizar. Requiere visión, liderazgo, cultura de datos y capacidad de adaptación. 

¿Quieres conocer las tendencias más recientes? Lee 5 novedades clave del uso de las TIC en el sector sanitario. Una recopilación de avances en materia de salud en Latinoiamérica.

Las empresas del sector salud —y aquellas que ofrecen servicios relacionados como aseguradoras, laboratorios o recursos humanos— deben incorporar modelos híbridos, donde lo digital y lo humano se potencien mutuamente.

Desafíos éticos, legales y regulatorios en la telesalud

La incorporación acelerada de la telesalud en América Latina ha puesto en evidencia una serie de desafíos que demandan atención urgente para consolidar esta modalidad de atención con seguridad y confianza. Como señalan Alegre y colaboradores en su publicación del año 2024, Salud digital en América Latina: legislación actual y aspectos éticos: aunque la mayoría de los países latinoamericanos cuentan con normativas que regulan la telesalud y la historia clínica electrónica (HCE), existe una heterogeneidad significativa en la calidad y alcance de estas regulaciones, particularmente en aspectos clave como la confidencialidad y el secreto profesional.

Esta diversidad normativa genera incertidumbre tanto para los profesionales de salud como para los pacientes, y puede convertirse en una barrera para la adopción masiva y responsable de la telesalud. En muchos casos, las regulaciones vigentes no contemplan plenamente las particularidades de los entornos digitales, como la transmisión segura de datos, el consentimiento informado en plataformas virtuales o la interoperabilidad entre sistemas.

Retos éticos fundamentales

Entre los principales desafíos éticos está la protección de la privacidad y confidencialidad del paciente en entornos digitales. La información médica es especialmente sensible y su manejo requiere estándares rigurosos para evitar filtraciones o accesos no autorizados. Además, el consentimiento informado debe adaptarse a las características de la telesalud: no solo implica explicar el procedimiento y riesgos, sino también asegurar que el paciente comprenda las implicancias de usar medios digitales para su atención.

La autonomía del paciente también debe preservarse, garantizando que pueda decidir libremente si prefiere o no recibir atención virtual, y que pueda acceder fácilmente a su información clínica. Por último, se requiere un marco claro para la responsabilidad profesional y legal en caso de errores o negligencias en la atención remota.

Recomendaciones para fortalecer el marco regulatorio

Para avanzar hacia sistemas de salud digital éticos, seguros y sostenibles, Alegre y colaboradores proponen:

  • Desarrollar y armonizar marcos regulatorios que protejan los derechos del paciente y definan claramente las responsabilidades de los prestadores de servicios en telesalud, con especial atención a la protección de datos personales.
  • Promover estándares de interoperabilidad regionales, que faciliten la comunicación segura y eficiente entre distintas plataformas, garantizando la continuidad y calidad en la atención.
  • Aplicar protocolos éticos específicos para entornos digitales, incluyendo mecanismos efectivos para el consentimiento informado, la confidencialidad, la seguridad de la información y la gestión de incidentes.

Estas acciones no solo contribuirán a mitigar riesgos legales y éticos, sino que también aumentarán la confianza de pacientes y profesionales, acelerando la adopción de la telesalud como una herramienta estratégica en la gestión sanitaria.

Resumen de preguntas frecuentes

El avance acelerado de la telesalud plantea interrogantes que van más allá de lo técnico: surgen dudas sobre su alcance, sus límites éticos, su viabilidad económica y su verdadero impacto clínico.

Este apartado reúne algunas de las preguntas más frecuentes e interesantes que pueden surgir después de leer el artículo, pensadas para tomadores de decisiones, profesionales de la salud, responsables de innovación y líderes organizacionales que buscan entender mejor esta transformación y tomar decisiones informadas frente al cambio.

  1. ¿Cuál es la diferencia entre telesalud y telemedicina?

    La telemedicina se refiere específicamente a la prestación de servicios médicos a distancia, como consultas, diagnósticos o tratamientos realizados por profesionales habilitados. En cambio, la telesalud es un concepto más amplio que incluye no solo atención médica, sino también educación sanitaria, monitoreo remoto, administración y formación del personal de salud, utilizando TIC.

  2. ¿Qué tipos de profesionales deben capacitarse en TIC para salud?

    Además de médicos, también deben formarse en TIC los enfermeros, psicólogos, kinesiólogos, técnicos en diagnóstico por imagen, administrativos, gestores de salud y desarrolladores de software enfocados en salud digital. La telesalud requiere una visión interdisciplinaria y colaborativa.

  3. ¿Qué perfil de paciente se beneficia más con telesalud?

    Pacientes con enfermedades crónicas, personas que viven en zonas rurales o alejadas, adultos mayores con movilidad reducida, y quienes requieren seguimiento frecuente o consultas breves se benefician especialmente de la telesalud. También quienes valoran la autogestión de su salud a través de plataformas digitales.

  4. ¿Qué rol tiene la inteligencia artificial en los sistemas de información médica?

    La IA puede asistir en el análisis de grandes volúmenes de datos, predicción de enfermedades, apoyo al diagnóstico, personalización de tratamientos y gestión eficiente de recursos sanitarios. También mejora la vigilancia epidemiológica y la prevención mediante sistemas de alerta temprana.

  5. ¿Las aseguradoras pueden usar telesalud como parte de su servicio?

    Sí, muchas aseguradoras ya ofrecen planes con teleconsultas incluidas, seguimiento remoto y apps móviles como valor agregado. Esto permite una atención más preventiva, reducción de costos y una experiencia de usuario más fluida.

  6. ¿Qué tecnologías están emergiendo en América Latina en salud digital?

    Destacan la inteligencia artificial, big data, interoperabilidad de HCE, realidad virtual para rehabilitación, biosensores, wearables, plataformas de salud mental, e-prescripción y apps de autocuidado. También se expande el uso de teleoftalmología, telerradiología y telerrehabilitación.

  7. ¿Qué métricas deben usarse para evaluar su eficacia?

    Algunas métricas clave incluyen: nivel de acceso, reducción de tiempos de espera, satisfacción del paciente, disminución de internaciones evitables, ahorro de costos para el sistema y para el usuario, y mejoras en los indicadores clínicos como presión arterial controlada o adherencia al tratamiento.

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Faculty: Giselle Ricur
Giselle Ricur

Experta en Telesalud