Design Thinking: 5 pasos para ponerlo en práctica

Las empresas de hoy buscan la innovación constante a través de una escucha activa de sus clientes. Una correcta implementación del Design Thinking te permitirá encontrar soluciones desde la perspectiva del cliente y a su vez crear equipos ágiles, creativos e innovadores.

En un mundo donde la transformación digital, la alta competitividad y la revalorización de los usuarios están cada día más en auge, el Design Thinking será la disciplina necesaria para combinar el pensamiento creativo con el pensamiento de negocios y generar soluciones de valor a largo plazo.

Estos son algunos puntos que puedes llevar a cabo para ponerla en práctica:

1. Busca el problema

En primer lugar, hay que desterrar la idea de que “un problema” es algo negativo, por el contrario, muchas veces estamos obteniendo excelentes resultados en nuestras ventas, pero si hiciéramos algunos cambios lograríamos optimizar dichos resultados.

Por lo que es importante tener una práctica constante en la detección de problemas y el análisis de los mismos. Conocer su origen, estudiar el desempeño de la empresa, la calidad de nuestros productos o servicios e incluso una visión concreta de la actividad de los miembros de nuestro equipo y los proveedores.

En tiempos donde la mirada está puesta principalmente en los consumidores, analizar a nuestros clientes y su conformidad o no con el producto, será de suma importante también.

Para ello se pueden realizar encuestas, entrevistas con consumidores y búsqueda de tendencias (Cool Hunting), pero, principalmente, muchos ejercicios de observación. La observación es lo que permite diferenciar lo que las personas realmente hacen o les gusta, de lo que ellas dicen que hacen o les gusta.

2. Del cliente a la persona

Continuando con el paso anterior, debemos comenzar el proceso de “empatía” con nuestro consumidor, es decir, conocerlo de verdad. No hacer un simple estudio sobre su edad o lugar de residencia, sino por el contrario profundizar en la relación que tiene nuestro cliente con el producto que le brindamos.

Se trata de un proceso que en realidad nunca termina, que una vez aprendido y ejercitado se naturaliza y que va y viene entre sus momentos de manera constante.

De esa forma, conseguiremos descubrir las verdaderas motivaciones personales de nuestro cliente, y entendiéndolas y haciéndolas nuestras, conseguiremos acertar en el resto del proceso creativo.

Las herramientas que pongas en práctica para este punto deberán brindarte una mejor comprensión de quiénes son tus clientes y su entorno, en qué emplean el tiempo, cuál es la propuesta de valor que esperan de nosotros y cuánto están dispuestos a gastar por ella. Qué tipo de relación están dispuestos a establecer y a través de qué canales, entre otros aspectos.

3. Generación de ideas

Cuando ya identificamos nuestro problema y realizamos un análisis de la relación de nuestros clientes con el producto, como también sobre el funcionamiento de las áreas de la compañía; llegó el momento de comenzar a idear una solución.

Una de las herramientas más utilizadas en esta etapa es la “lluvia de ideas” o brainstorming donde se podrán proponer ideas evitando el juicio de por medio.

No hay límite de ideas en esta fase. Mientras más propuestas surjan mejor, es fundamental tener la mente abierta y olvidarnos de nuestras reticencias porque es necesario salir de la zona de confort que siempre nos lleva a proponer las mismas estrategias.

Ahora acepta las ideas, después tendrás el tiempo de determinar cuáles funcionan y cuáles no. No te olvides de documentar lo dialogado.

 “Si tienes suficiente información para hacer un plan de negocio de tu idea es que ya es demasiado tarde” Bill Gates

4. Creando un prototipo

Llegó el momento de convertir nuestras ideas en algo tangible y construir sobre el análisis realizado ¡Llegó el momento de innovar!

Lo fundamental de este paso, sea cual sea la herramienta que utilicemos, es tener un prototipo que podamos enseñar a nuestros potenciales clientes para validar una solución.

Pero ¿cómo funciona realmente? Tú tienes una idea, creas un prototipo, lo pruebas con un público más pequeño y evalúas los resultados. Intenta lograr el mayor feedback posible. Dependiendo del resultado, esta idea puede ser implementada o no.

5. Evaluar resultados

No podemos quedarnos en una hipótesis, después de recibir la opinión de nuestros clientes sobre el prototipo, mejor enfocaremos nuestra propuesta. Si las devoluciones que recibimos no son las que esperábamos no lo tomemos como algo negativo, esto nos permitirá redefinir nuestra propuesta y avanzar.

Este paso también se puede utilizar con potenciales inversores y compañeros para comprobar que la propuesta se entiende, tiene sentido y convence.

Recuerda, el Design Thinking en realidad nunca termina, una vez aprendido y ejercitado se naturaliza y va y viene entre sus momentos de manera constante. Llegó el momento de poner manos a la obra, ¡éxitos con tus resultados!

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