Gestión de conflictos y negociación intergeneracional en empresas

Una junta directiva que valora la experiencia acumulada y un equipo creativo que propone cambios disruptivos. En el medio, tensiones que no siempre se dicen, pero que se sienten. Diferencias en la forma de comunicarse, de trabajar, de entender el liderazgo… y también en cómo se enfrentan los desafíos de la Gestión de conflictos y negociación intergeneracional.

Lejos de ser un obstáculo, la convivencia de múltiples generaciones dentro de una misma organización puede ser uno de los mayores activos estratégicos. Pero para que eso ocurra, es indispensable contar con soluciones corporativas para gestionar conflictos. Porque, cuando no se abordan, estos choques silenciosos pueden frenar la innovación, deteriorar el clima laboral y provocar rotación de talento clave.

Este artículo invita a mirar más allá del estereotipo generacional y a comprender por qué los desacuerdos entre personas de distintas edades no son solo inevitables, sino también valiosos.

Tabla de contenidos

Los conflictos en equipos multigeneracionales

En la actualidad, es común que convivan en un mismo equipo personas de distintas generaciones: baby boomers que comenzaron su carrera cuando aún no existía el correo electrónico, millennials que crecieron en plena expansión de internet y centennials que consideran a TikTok un canal natural de comunicación. Esta diversidad generacional enriquece la dinámica organizacional, pero también presenta desafíos importantes en términos de convivencia, comunicación y toma de decisiones.

Muchas veces, los conflictos no se manifiestan de forma explícita. No hay discusiones abiertas, pero sí malentendidos frecuentes, resentimientos silenciosos y una sensación latente de “no estar hablando el mismo idioma”. 

Las tensiones generacionales suelen originarse en diferencias de valores, estilos de trabajo, uso de la tecnología, expectativas laborales y visión sobre el liderazgo. Por ejemplo, mientras un baby boomer puede valorar la estabilidad y el compromiso a largo plazo, un millennial puede priorizar la flexibilidad y el aprendizaje constante. A su vez, un centennial probablemente espere retroalimentación continua y una comunicación más horizontal.

La resistencia al cambio como motor de conflicto

Uno de los factores más frecuentes —y menos reconocidos— que alimenta los conflictos intergeneracionales es la resistencia al cambio. Según el Dr. Roberto R. Rabouin, miembro del faculty de la Escuela de Negocios Internacionales ADEN, esta resistencia es un fenómeno natural y esperable en todo proceso de transformación organizacional.

En su libro Gestión del Cambio, utiliza el Modelo de Noer para describir cuatro perfiles comunes que los líderes pueden encontrar en sus equipos:

  • Los apabullados, que se sienten desbordados por los cambios y tienden a paralizarse.
  • Los atrincherados, que resisten activamente, defendiendo estructuras antiguas.
  • Los fanfarrones, que simulan aceptar el cambio pero lo sabotean en silencio.
  • Los estudiosos, que investigan y analizan el cambio en profundidad, convirtiéndose muchas veces en aliados si se los incluye y escucha.

Cuando estos perfiles no son comprendidos ni gestionados adecuadamente, los malentendidos pueden escalar, sobre todo en entornos multigeneracionales.

El conflicto no es una anomalía. Es parte del proceso natural de interacción entre personas con trayectorias, expectativas y modos de trabajo distintos. Lejos de ser un obstáculo, estas diferencias pueden convertirse en una fuente poderosa de innovación y dinamismo si son gestionadas con sensibilidad, inteligencia emocional y las mejores prácticas para la atracción y la retención del talento. Recordemos: Muchos profesionales no se van por falta de oportunidades, sino por no sentirse comprendidos, valorados o capaces de dialogar con sus pares.

Técnicas de negociación intergeneracional para fomentar acuerdos efectivos

En el marco de la gestión por competencias, el Dr. Roberto R. Rabouin plantea que las organizaciones que aspiran a transformarse con éxito deben desarrollar tres capacidades fundamentales: aprender a aprender, aprender a innovar y aprender a gestionar el cambio. Estas competencias no operan de forma aislada, sino que se potencian entre sí, y están profundamente vinculadas a la calidad de los vínculos humanos dentro de los equipos.

El aprendizaje no ocurre solo por la implementación de nuevas tecnologías o procesos. En esencia, lo protagonizan las personas. Echa un vistazo a las técnicas de negociación entre generaciones que pueden aplicarse en equipos diversos:

Adaptar el estilo de negociación según la edad

Una de las primeras claves para lograr acuerdos efectivos en equipos diversos es ajustar el estilo de comunicación y negociación al perfil generacional del interlocutor. No se trata de encasillar, sino de reconocer patrones culturales.

Por ejemplo,los baby boomers suelen valorar el reconocimiento a su experiencia, el cumplimiento de protocolos y un estilo de comunicación más estructurado. En cambio, los millennials y centennials tienden a priorizar la autenticidad, la horizontalidad y la fluidez del intercambio. Esto no significa que no quieran estructura, sino que la perciben de forma distinta.

Entonces, si estás negociando con un boomer sobre cambios en procesos, puede ser más efectivo comenzar destacando cómo su trayectoria es clave para implementar mejoras y hacerlos parte desde el inicio. En cambio, si el diálogo es con un centennial, conviene presentar la idea como un desafío colectivo, con espacio para el aprendizaje y la autonomía. Saber cómo adaptar el estilo de negociación según la edad ayuda a prevenir fricciones innecesarias y mejora la receptividad.

Apelar a objetivos compartidos y valores comunes

A pesar de las diferencias generacionales, hay metas transversales que todos los miembros de un equipo comparten: lograr buenos resultados, trabajar en un ambiente saludable y sentir que sus aportes importan. Negociar desde ese punto de unión es una táctica poderosa para resolver tensiones.

Muchos se preguntan cómo mediar un conflicto entre jefe joven y empleado mayor. En ocasiones, se produce una confrontación basada en la percepción de “pérdida de autoridad” o “falta de respeto”. Pero si en lugar de enfocarse en la jerarquía o el choque de estilos se trabaja sobre objetivos comunes (por ejemplo, cumplir un hito del proyecto, mejorar la productividad o formar a nuevos talentos), la conversación cambia de eje.

Lo mismo ocurre entre pares: un millennial puede sentirse frustrado por la aparente lentitud de un colega boomer, mientras que este último puede interpretar la actitud del otro como impaciencia o falta de profundidad. Reorientar la negociación hacia metas compartidas permite que ambas partes encuentren un terreno común donde cada uno aporta desde sus fortalezas.

Crear espacios para el intercambio y la cocreación

Las tensiones generacionales suelen surgir por la falta de diálogo más que por las diferencias reales. Por eso, otra técnica central es habilitar espacios estructurados de encuentro intergeneracional. No hablamos solo de reuniones operativas, sino de momentos especialmente diseñados para compartir experiencias, desafíos y propuestas.

Estos espacios pueden tomar la forma de mentorías cruzadas (donde los más jóvenes enseñan herramientas digitales y los mayores comparten visión estratégica), proyectos colaborativos interáreas, o actividades de ideación grupal. Las dinámicas para equipos multigeneracionales permiten ver al otro como un aliado, no como una amenaza.

Además, la cocreación genera compromiso. Cuando un equipo formado por personas de diferentes edades logra consensuar una nueva política interna, una metodología de trabajo o una solución a un conflicto, el acuerdo no solo es más sólido, sino también más legítimo.

Negociar desde la empatía: el valor de la inteligencia emocional

En toda negociación intergeneracional, la empatía es un recurso central. Comprender no solo lo que dice el otro, sino lo que siente o teme, permite desarmar conflictos antes de que escalen. Esto es especialmente importante cuando se abordan temas delicados como la implementación de tecnología, la evaluación de desempeño o la redistribución de tareas.

En contextos de cambio organizacional —marcados muchas veces por incertidumbre, presión y emociones encontradas— el conflicto entre generaciones puede agudizarse. Rabouin retoma el modelo de Kübler-Ross para explicar cómo atraviesan las personas el proceso de cambio: desde la negación inicial, pasando por la ira y la negociación, hasta llegar —en el mejor de los casos— a la aceptación. Cada etapa exige del líder una respuesta empática y estratégica. Desarrollar resiliencia e inteligencia emocional no es un “plus”: es un requisito para lograr acuerdos sostenibles.

Si un empleado mayor se encuentra en fase de resistencia o desánimo frente a una nueva metodología, no tiene sentido presionarlo con fechas o amenazas: el foco debe estar en contener, escuchar y acompañar. Lo mismo ocurre con colaboradores más jóvenes, que a veces pueden sentirse frustrados por no ser escuchados o por percibir barreras invisibles para innovar.

Uso de mapas de empatía en RRHH

Tradicionalmente utilizado en marketing y diseño centrado en el usuario, hoy su aplicación en recursos humanos cobra un nuevo sentido: permite comprender las motivaciones, miedos, necesidades y comportamientos de los distintos perfiles generacionales dentro del equipo. En lugar de asumir supuestos, se promueve una escucha activa y una mirada más humana.

Cómo aplicar mapas de empatía en equipos multigeneracionales

El mapa de empatía invita a responder seis preguntas clave sobre una persona o grupo: ¿qué piensa y siente?, ¿qué ve?, ¿qué dice y hace?, ¿qué oye?, ¿qué esfuerzos enfrenta? y ¿qué resultados espera obtener? Cuando se aplica a un equipo compuesto por baby boomers, Gen X, millennials y centennials, los contrastes son reveladores.

Por ejemplo, mientras que un boomer puede estar enfocado en la estabilidad y el reconocimiento, un centennial probablemente busque propósito, flexibilidad y desarrollo rápido. Al trazar estos mapas por generación (o incluso por subgrupos dentro de una misma generación), se pueden analizar los perfiles generacionales en el trabajo con más profundidad, rompiendo estereotipos y acercándose a lo que realmente moviliza a cada persona.

Esta herramienta no solo mejora la comunicación interna: también permite diseñar estrategias de liderazgo más ajustadas, políticas de beneficios que respondan a necesidades reales y proyectos colaborativos más empáticos. El proceso, además, promueve el respeto mutuo: cuando cada grupo ve reflejada su voz en el mapa, se fortalece el sentido de pertenencia.

Herramientas para analizar perfiles generacionales en el trabajo

El mapa de empatía puede integrarse con otras herramientas para analizar perfiles generacionales, como encuestas de clima segmentadas por edad, entrevistas grupales intergeneracionales o evaluaciones 360°. Esta combinación permite validar percepciones y detectar patrones.

Una práctica útil es armar “personas” internas, es decir, perfiles tipo que representen a segmentos del equipo (por ejemplo, “Patricia, con 35 años de trayectoria, valora la estabilidad y se siente incómoda con las nuevas tecnologías” o “Lautaro, en su primer trabajo formal, necesita feedback constante y busca equilibrio con su vida personal”). Estos arquetipos, creados a partir de los mapas, ayudan a los líderes a tomar decisiones más precisas y empáticas.

Además, este tipo de diagnóstico facilita el análisis del clima laboral multigeneracional, permitiendo detectar tensiones, ruidos comunicacionales o demandas no atendidas. Cuando los equipos se sienten comprendidos, el clima mejora y las fricciones se reducen.

Estrategias de inteligencia emocional para reducir la fricción

El proceso de mapear empatía no solo permite entender al otro, sino también practicar una escucha más atenta y suspender el juicio. En equipos con diversidad de edades, esto es clave: muchas fricciones no provienen de las diferencias en sí, sino de la falta de herramientas para interpretarlas.

La regulación emocional, la empatía cognitiva y la capacidad de generar confianza se potencian al utilizar el mapa como base para conversaciones más significativas. En lugar de reaccionar a los comportamientos, los líderes pueden comprender las causas que los motivan.

Por ejemplo, si un líder joven detecta que un colega mayor se resiste a adoptar una nueva plataforma digital, en lugar de etiquetarlo como “opositor al cambio”, puede apoyarse en el mapa para entender que probablemente sienta ansiedad o inseguridad, y acompañarlo desde ahí. Del mismo modo, un empleado más senior puede usar esta herramienta para comprender que la impaciencia de sus colegas jóvenes muchas veces responde a un deseo de impacto y reconocimiento inmediato, no a una falta de respeto.

¿Qué son los diagnósticos generacionales y para qué sirven?

Entender quiénes conforman nuestros equipos ya no es suficiente: es necesario comprender cómo piensan, qué valoran y qué necesitan. Aquí es donde los diagnósticos generacionales se vuelven fundamentales. Se trata de herramientas de análisis que permiten identificar las características, motivaciones, expectativas y desafíos de los diferentes grupos generacionales presentes en una organización.

A diferencia de un simple relevamiento demográfico, este método va más allá de la edad para detectar patrones de comportamiento, actitudes frente al cambio, preferencias comunicacionales, estilos de trabajo y necesidades formativas.

Ejemplos de diagnóstico generacional en empresas

Un caso frecuente es el de una empresa con alta rotación de talentos jóvenes. Al realizar un diagnóstico de necesidades por generación, descubre que los millennials y centennials valoran el feedback constante, el desarrollo profesional y la flexibilidad, mientras que sus programas internos estaban más alineados con los intereses de generaciones mayores (estabilidad, jerarquías claras, permanencia). A partir de este análisis, rediseñaron sus procesos de onboarding, incorporaron mentores más cercanos en edad y ajustaron su propuesta de valor.

Otro ejemplo: una organización atravesando una transformación digital detecta resistencias fuertes por parte de los colaboradores más senior. En lugar de forzar capacitaciones homogéneas, segmentaron el equipo por perfil generacional y diseñaron talleres diferenciados que respondían a las necesidades y estilos de aprendizaje de cada grupo.

Cómo segmentar equipos por perfil generacional

Segmentar por edad no es suficiente. Un diagnóstico bien diseñado cruza variables como trayectorias profesionales, hábitos de comunicación, relación con la tecnología, estilo de liderazgo preferido y motivaciones personales. Esta segmentación permite comprender que, por ejemplo, no todos los millennials son iguales: algunos pueden compartir valores con generaciones anteriores según su contexto laboral o educación.

A través de encuestas, focus groups, entrevistas y mapas de empatía, se puede construir un perfil claro de cada generación dentro del equipo. Esto facilita el diseño de estrategias más precisas: desde programas de reconocimiento hasta planes de carrera, pasando por dinámicas de integración más efectivas.

Cómo usar datos generacionales para resolver conflictos

Si un líder joven enfrenta resistencia por parte de un colaborador mayor, el diagnóstico puede ayudar a entender que no se trata de una cuestión personal, sino de una diferencia en la percepción del rol del liderazgo. Así, se pueden diseñar estrategias de mediación más efectivas y fomentar acuerdos basados en la empatía y el reconocimiento mutuo.

Además, estos datos permiten fortalecer la gestión del cambio: conocer cómo responde cada generación ante nuevas iniciativas facilita la elección del lenguaje, la velocidad del proceso y el tipo de acompañamiento necesario.

La importancia de la comunicación efectiva para minimizar conflictos intergeneracionales

Cuando un comentario se interpreta como una crítica, una indicación se percibe como una imposición o un feedback como una falta de respeto, los conflictos no tardan en aparecer.

No todos entienden lo mismo cuando se habla de “retroalimentación”, “autonomía” o “trabajo en equipo”. Adaptar el mensaje a cada generación implica reconocer que cada grupo etario tiene códigos, expectativas y referencias diferentes. Para los baby boomers, las instrucciones claras y jerárquicas suelen generar seguridad, mientras que los millennials valoran los espacios de diálogo horizontal y los centennials, una comunicación visual, ágil y directa.

Por eso, una de las estrategias de comunicación para equipos multigeneracionales es diversificar los canales y formatos: desde reuniones presenciales hasta chats internos, pasando por infografías, tutoriales o videos breves, según el perfil del equipo.

Las técnicas de escucha activa para líderes ayudan a reducir malentendidos, legitimar emociones y construir confianza. En equipos multigeneracionales, escuchar también implica leer entre líneas: prestar atención a lo que se dice y a lo que se evita decir.

En cuanto al feedback, conviene recordar que no todos reaccionan igual ante una devolución. Existen herramientas de feedback para distintos rangos de edad, que contemplan el momento, el tono y el tipo de lenguaje utilizado. Por ejemplo, una devolución escrita puede funcionar con generaciones mayores, mientras que una sesión rápida y directa puede ser más eficaz con perfiles jóvenes.

Ya sabemos que la inclusión no es solo cuestión de género o etnia: también lo es de edad. Un lenguaje inclusivo intergeneracional evita expresiones que puedan sonar condescendientes, desactualizadas o excluyentes. Hablar de “nativos digitales” o “generaciones resistentes” puede reforzar estereotipos. En cambio, una comunicación inclusiva reconoce las diferencias sin etiquetar, y pone el foco en las fortalezas de cada perfil.

A veces, lo que parece obvio para un grupo es confuso para otro. Incluir ejemplos, explicar el “para qué” y verificar que el mensaje fue comprendido, es parte de una comunicación efectiva.

¿Necesitamos una formación extra para liderar en equipos diversos?

Frente a contextos laborales cada vez más diversos, la capacitación en liderazgo intergeneracional se vuelve indispensable. Un líder que comprende los valores y miedos de cada generación puede anticiparse a los conflictos y mediar con más solvencia. El objetivo no es uniformar el equipo, sino crear puentes de entendimiento que potencien la colaboración.

Y en este punto, la comunicación se vuelve aún más relevante cuando hay cambios organizacionales en curso.

Comunicación y resistencia al cambio: una relación estrecha

Según el Dr. Roberto R. Rabouin, la resistencia al cambio es un fenómeno natural y esperable en cualquier proceso de transformación organizacional. En su análisis, señala que muchas de las causas de esta resistencia —como el temor a lo desconocido, los hábitos arraigados o la percepción de amenaza a la experiencia— pueden ser amortiguadas a través de una comunicación clara, empática y personalizada.

Por ejemplo, uno de los factores individuales que menciona es el procesamiento selectivo de la información: las personas tienden a filtrar solo aquello que refuerza sus creencias. Por eso, construir una cultura organizacional basada en la comunicación es clave para desafiar esos filtros, ofrecer nuevas narrativas y facilitar el entendimiento de los beneficios del cambio.

Asimismo, causas organizacionales como la inercia de grupo o el enfoque limitado del cambio pueden intensificarse cuando la comunicación es unidireccional o técnica. En cambio, una estrategia comunicacional abierta, que convoque a diferentes generaciones a dialogar y participar del proceso, genera mayor compromiso y reduce las tensiones.

¿Es necesario que mi empresa cuente con guías prácticas para la resolución de conflictos generacionales?

Sin una hoja de ruta clara, las organizaciones tienden a gestionar estas situaciones de forma reactiva, lo que puede deteriorar el clima laboral y disminuir la productividad. 

Cuando los desacuerdos o tensiones no se abordan adecuadamente, se erosiona el clima laboral, aumenta el estrés y se debilita el sentido de pertenencia. ¿Tu empresa es un imán de talento o una puerta giratoria?

Una buena práctica es crear un manual de buenas prácticas intergeneracionales. Este documento debe ser claro, flexible y basado en evidencia.

Puedes seguir estos pasos para estructurarla:

  1. Diagnóstico de la cultura organizacional y los perfiles generacionales: Utiliza herramientas como encuestas, entrevistas o focus groups para conocer cómo se viven las diferencias generacionales en tu empresa. Esto puede ser parte de un framework de gestión de diferencias por edad que integre datos y percepciones.
  2. Definir principios rectores: Establece valores compartidos como el respeto, la empatía, la equidad y la apertura al cambio. Estos valores deben ser el marco de toda política y acción concreta.
  3. Diseñar protocolos generacionales específicos: Incluir pasos para estructurar protocolos generacionales ante conflictos típicos (formas de comunicación, gestión de horarios, adopción de tecnologías, liderazgos cruzados). Por ejemplo, una plantilla para conflictos intergeneracionales podría incluir:
    • Descripción del conflicto
    • Generaciones implicadas
    • Expectativas vs. percepciones
    • Posibles causas
    • Estrategias de mediación
    • Seguimiento
  4. Capacitación y sensibilización: El manual no sirve si no se difunde. Por eso, acompáñalo con talleres de formación y sesiones de reflexión en equipo.
  5. Medición y ajuste: Cada cierto tiempo, evalúa el impacto del protocolo y ajústalo según las nuevas necesidades. Las generaciones evolucionan, y las empresas deben acompañar ese ritmo.

 En un mundo laboral donde confluyen tantas generaciones como ideas, comprender las dinámicas intergeneracionales ya no es un plus: es una necesidad estratégica.

Resumen de preguntas frecuentes

Reconocer cuándo un problema tiene raíces generacionales, y cómo abordarlo, es clave para transformar esas diferencias en ventajas competitivas. Las preguntas que siguen no solo buscan aclarar dudas comunes, sino que invitan a repensar la forma en que lideramos y colaboramos en equipos diversos.

  1. ¿Cómo saber si un conflicto en mi equipo es de tipo generacional?

    Si las discusiones giran en torno a estilos de trabajo, formas de comunicación, valores o expectativas sobre el trabajo y el liderazgo, probablemente estés ante un conflicto con base generacional. Estas diferencias no solo emergen en los desacuerdos explícitos, sino también en la resistencia sutil o la incomunicación entre grupos de distintas edades. Detectarlo requiere atención a los matices y a los patrones que se repiten en las interacciones diarias.

  2. ¿Por qué es importante negociar diferente con cada grupo generacional?

    Porque cada generación tiene su propia “lengua” cultural y su forma de entender el mundo laboral, moldeada por contextos históricos y sociales únicos. Negociar con un millennial no es igual que hacerlo con un boomer, ni con un centennial. Adaptar el estilo de negociación significa respetar esas particularidades para construir acuerdos genuinos y duraderos, que además potencien la colaboración y minimicen malentendidos.

  3. ¿Qué herramientas existen para medir el clima intergeneracional en una empresa?

    Desde encuestas diseñadas específicamente para captar percepciones generacionales, hasta mapas de empatía que permiten visualizar lo que cada grupo siente, piensa y necesita. Los focus groups segmentados por edad y las entrevistas en profundidad complementan este diagnóstico, permitiendo una mirada integral que va más allá de las apariencias y revela las tensiones y sinergias ocultas.

  4. ¿Qué tipos de sesgos generacionales afectan la toma de decisiones?

    Los prejuicios inconscientes son poderosos. Por ejemplo, suponer que los jóvenes carecen de experiencia o que los mayores son rígidos frente a la innovación. Estas etiquetas limitan la creatividad y bloquean la participación plena de todos los integrantes del equipo. Reconocer y desafiar estos sesgos es fundamental para decisiones más justas y efectivas.

  5. ¿Cómo diseñar espacios de trabajo inclusivos para todas las edades?

    Un espacio inclusivo no es solo físico sino también cultural. Implica diseñar políticas flexibles, ofrecer diferentes canales y formatos para la comunicación y el aprendizaje, y valorar tanto la experiencia acumulada como la frescura de nuevas ideas. Crear ambientes donde cada generación se sienta respetada y con lugar para aportar es la base para un clima laboral saludable y productivo.

  6. ¿Se puede promover la colaboración entre generaciones sin imponerla?

    Por supuesto. La clave está en facilitar encuentros naturales y genuinos: proyectos donde la complementariedad sea un valor explícito, mentorías cruzadas que generen aprendizaje bidireccional, y espacios de diálogo abierto donde cada voz sea escuchada. La colaboración forzada suele generar rechazo, mientras que la colaboración que nace del interés mutuo es sostenible y enriquecedora.

  7. ¿Cómo aprovechar la diversidad de generaciones para innovar?

    La innovación real surge del choque constructivo de perspectivas distintas. Combinar la sabiduría y experiencia de generaciones mayores con la creatividad y adaptación tecnológica de los más jóvenes genera ideas disruptivas y soluciones integrales. Es fundamental que la organización cree un entorno donde estas diferencias sean vistas como fuentes de inspiración, no de conflicto.

  8. ¿Cómo motivar a empleados de diferentes edades?

    Entender qué mueve a cada generación es la base para motivar con impacto. Mientras los millennials buscan propósito y crecimiento continuo, los centennials valoran la flexibilidad y el aprendizaje constante, la generación X prioriza la autonomía, y los baby boomers aprecian el reconocimiento y la estabilidad. Escuchar activamente y adaptar las propuestas de valor laboral es la fórmula para mantener a todos comprometidos.

  9. ¿Cuál es el rol del mediador en un conflicto intergeneracional?

    El mediador actúa como puente entre mundos diferentes, ayudando a que cada parte entienda no solo las palabras sino también el contexto cultural y emocional que las sustenta. Desarma prejuicios, facilita la empatía y crea espacios seguros para la expresión auténtica. Su trabajo es transformar la tensión en diálogo, y el choque en construcción conjunta.

Faculty Internacional

Faculty: Roberto Rabouin
Roberto Rabouin

Experto en Liderazgo y Habilidades Directivas