Compliance: la llave para el éxito empresarial en el siglo XXI

Tendencias y Estrategias: El Rol Fundamental del Compliance en el Éxito Empresarial del Siglo XXI

El éxito empresarial en el siglo XXI depende de muchos factores, entre los que destaca el cumplimiento normativo o compliance. Este concepto se refiere al conjunto de políticas, procedimientos y acciones que una organización lleva a cabo para asegurar que sus actividades se ajusten a las leyes, regulaciones, normas y estándares éticos aplicables en su ámbito de actuación. 

El objetivo principal del compliance es prevenir y minimizar los riesgos legales, financieros y reputacionales que pueden derivar de infracciones o incumplimientos normativos.

En este artículo se pretende analizar cómo el compliance se ha convertido en una parte esencial del éxito empresarial en el mundo actual. Nos interesa resaltar la importancia de esta herramienta valiosa para mejorar la reputación y la imagen corporativa, que ayuda a fomentar una cultura y una sostenibilidad corporativa. ¿Cómo lograrlo? Trabajando en la prevención y la protección frente a posibles sanciones.

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Compliance como factor de reputación e imagen corporativa

La reputación corporativa es, sin dudas, una poderosa carta de presentación. Refiere al conjunto de percepciones y valoraciones que los distintos grupos de interés (stakeholders) tienen sobre una empresa, en función de su comportamiento, su identidad y su comunicación. Es un activo intangible que influye en la confianza, la fidelidad y la preferencia de los clientes, los proveedores, los inversores y la sociedad en general. 

Por tanto, una buena reputación corporativa puede ser un factor diferencial y competitivo para una empresa.

Uno de los elementos que contribuye a construir y mejorar la reputación corporativa de una empresa es el compliance. Pero, ¿qué es compliance? Implica un comportamiento ético, moral y transparente de las personas que trabajan en la empresa, así como el respeto a las leyes, regulaciones, normas y estándares éticos aplicables en su ámbito de actuación. El compliance, entonces, se basa en normas, buenas prácticas, políticas y procedimientos internos que ayudan a identificar, clasificar, gestionar y controlar los riesgos de incumplimiento.

¿De qué forma puede el compliance mejorar la reputación corporativa de una empresa?

  • Refuerza la confianza y la credibilidad de la empresa ante sus stakeholders, al demostrar su compromiso con la legalidad y la ética.
  • Evita o reduce el impacto negativo que pueden tener los escándalos o las crisis derivadas del incumplimiento normativo, como multas, sanciones, demandas o pérdidas financieras.
  • Aumenta la satisfacción y el orgullo de pertenencia de los empleados, al fomentar una cultura corporativa basada en valores y principios compartidos.
  • Mejora la imagen y el posicionamiento de la empresa en el mercado, al diferenciarse de sus competidores por su responsabilidad social y su buen gobierno corporativo.

Existen ejemplos de empresas que han mejorado su reputación corporativa gracias al compliance, como por ejemplo:

  • Inditex: el grupo textil español cuenta con un código ético y un sistema de gestión de compliance que abarca aspectos como los derechos humanos, el medio ambiente, la salud y seguridad laboral, el comercio justo o la protección de datos. Inditex ha sido reconocido como una de las empresas más responsables y con mejor reputación del mundo.
  • Mercadona: la cadena de supermercados española tiene un modelo de gestión basado en el compliance, que se refleja en su política de calidad total, su compromiso con el bienestar social y el desarrollo sostenible, su relación con los proveedores o su atención al cliente.
  • Coca-Cola: la multinacional estadounidense dispone de un código de conducta empresarial y un programa global de compliance, que aborda temas como la integridad, la diversidad, los derechos humanos, el medio ambiente o la transparencia. Coca-Cola ha sido valorada como una de las empresas más respetadas por los consumidores.

Estos ejemplos muestran cómo el compliance puede ser un factor clave para el éxito empresarial en el siglo XXI, al mejorar la reputación e imagen corporativa de una empresa.

Compliance como factor de prevención y protección

Otro de los aspectos que influye en el éxito empresarial en el siglo XXI es la prevención y protección frente a los riesgos de incumplimiento normativo. El incumplimiento de las leyes, regulaciones, normas y estándares éticos aplicables a la actividad de una empresa puede tener consecuencias negativas para la misma, como por ejemplo:

Sanciones legales

La empresa puede ser responsable penalmente de los delitos cometidos por sus directivos o empleados en beneficio de la compañía, según el Código Penal de varios países. Estos delitos pueden ser, entre otros, el fraude fiscal, el blanqueo de capitales, la corrupción, el cohecho o el tráfico de influencias. Las sanciones pueden incluir multas, inhabilitación, disolución o intervención judicial de la empresa.

Sanciones administrativas

La empresa puede ser sancionada por incumplir las obligaciones derivadas de las autoridades administrativas competentes en cada materia, como por ejemplo, la protección de datos, la prevención de riesgos laborales, el medio ambiente o la competencia. Las sanciones pueden incluir multas, suspensiones, clausuras o revocaciones de licencias o permisos.

Sanciones económicas

La empresa puede sufrir pérdidas económicas derivadas del incumplimiento normativo, como por ejemplo, indemnizaciones por daños y perjuicios a terceros afectados, costes de reparación o restauración, costes de litigios o arbitrajes, o costes de adaptación o corrección.

Sanciones reputacionales

La empresa puede sufrir una pérdida de reputación e imagen corporativa derivada del incumplimiento normativo, lo que puede afectar negativamente a su confianza y credibilidad ante sus stakeholders, así como a su posicionamiento y competitividad en el mercado.

Para evitar o reducir estos riesgos, la empresa debe contar con un sistema de gestión de compliance, que le permita identificar, evaluar y controlar los posibles escenarios de incumplimiento normativo en su ámbito de actuación. Entonces, ¿qué es compliance y cómo gestionarlo? Este tipo de sistemas de gestión debe incluir elementos como:

  • Un código ético y un manual de compliance, que establezcan los principios y valores que rigen el comportamiento de la empresa y sus empleados.
  • Un mapa de riesgos y un plan de acción, que identifiquen y clasifiquen los riesgos de incumplimiento normativo a los que se enfrenta la empresa y las medidas para prevenirlos y mitigarlos.
  • Un órgano o responsable de compliance, que supervise y coordine el funcionamiento del sistema de gestión y reporte al órgano de gobierno de la empresa.
  • Un canal de denuncias interno y externo, que facilite la comunicación y la detección temprana de posibles incumplimientos normativos.
  • Un programa de formación y sensibilización, que capacite y conciencie a los empleados sobre la importancia del compliance y sus obligaciones al respecto.
  • Un sistema de control y auditoría interna, que verifique el cumplimiento efectivo del sistema de gestión de compliance y detecte posibles deficiencias o áreas de mejora.

Empresas que han evitado o reducido los riesgos derivados del incumplimiento normativo 

Por un lado Siemens, el gigante tecnológico alemán sufrió en 2006 uno de los mayores escándalos de corrupción empresarial de la historia, al descubrirse que había pagado más de 1.300 millones de euros en sobornos a funcionarios públicos en varios países para obtener contratos públicos. 

La empresa fue sancionada con multas millonarias por las autoridades alemanas y estadounidenses. Desde entonces, Siemens ha implementado un riguroso sistema de gestión de compliance, basado en cero tolerancia al soborno y la corrupción, que le ha permitido recuperar su reputación y su rentabilidad.

Por otro lado, Starbucks, la cadena estadounidense de cafeterías fue acusada en 2012 por el Parlamento británico de evadir impuestos en el Reino Unido mediante complejas estructuras fiscales. 

La empresa fue objeto de una fuerte presión social y mediática, que afectó a su imagen y a sus ventas. Para solucionar la crisis, Starbucks decidió cambiar su política fiscal y pagar voluntariamente más impuestos en el Reino Unido. Además, reforzó su sistema de gestión de compliance, incorporando principios éticos y sociales a su estrategia empresarial.

Compliance como factor de cultura y sostenibilidad corporativa 

Además de mejorar la reputación y la imagen corporativa, y de prevenir y proteger frente a los riesgos de incumplimiento normativo, el compliance también puede fomentar una cultura y una sostenibilidad corporativa en una empresa. 

La cultura corporativa se refiere al conjunto de valores, creencias, normas y prácticas que comparten los miembros de una organización y que influyen en su forma de pensar, sentir y actuar. La sostenibilidad corporativa se refiere a la capacidad de una organización de crear valor económico, social y ambiental a largo plazo, teniendo en cuenta las expectativas y necesidades de sus socios.

El compliance puede contribuir a crear una cultura y una sostenibilidad corporativa de varias formas:

  • Refleja el compromiso ético y social de la empresa con sus stakeholders, alineando sus objetivos con los principios universales de derechos humanos, trabajo decente, medio ambiente y lucha contra la corrupción.
  • Promueve una conducta responsable y transparente de los empleados, directivos y socios de la empresa, basada en el respeto a las leyes, regulaciones, normas y estándares éticos aplicables a su actividad.
  • Estimula el desarrollo profesional y personal de los empleados, al ofrecerles un entorno de trabajo seguro, saludable, diverso e inclusivo, así como oportunidades de formación y crecimiento.
  • Impulsa la innovación y la mejora continua de la empresa, al incorporar criterios de calidad, eficiencia y excelencia en sus procesos, productos y servicios.
  • Aporta valor añadido a la empresa, al generar beneficios económicos, sociales y ambientales para sus organizaciones socias y para la sociedad en general.

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Conclusión

Este artículo destaca la importancia del compliance en el éxito empresarial del siglo XXI, no solo como cumplimiento de leyes, sino también como compromiso ético y social. Se evidencian tres beneficios clave:

  • Primero, mejora la reputación y la imagen corporativa al generar confianza y diferenciarse por integridad y transparencia.
  • Segundo, previene riesgos legales y reputacionales al evitar incumplimientos y sanciones.
  • Finalmente, promueve una cultura ética y sostenibilidad corporativa, generando valor a largo plazo.

Para obtener estos beneficios, se enfatiza la necesidad de un sistema de gestión de compliance que incluya elementos como un código ético, mapa de riesgos, órgano de compliance, canal de denuncias, formación, y control interno.

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